MI MAMÁ SE PUSO HIGH 😂

Te voy a contar una de las historias mas locas que me ha pasado en la vida, y todo por culpa de mi mamá. Resulta que yo tengo unas gomitas de THC que uso para relajarme después de un día pesado en la U. Siempre las guardo bien en mi cuarto para evitar cualquier "accidente", pero un día, sin darme cuenta, las dejé encima de la mesa de la cocina. Grave error.

Entro y veo a mi mamá sentada en el sofá, viendo la tele como si nada. Todo normal, pero me llamó la atención que se estaba riendo de una novela toda dramática, esas que ella jamás ve. Yo pensé: "Bueno, está de buenas, chévere", y seguí en lo mío. Me fui a mi cuarto y, cuando ya estaba listo para acostarme, me doy cuenta de que el frasco de las gomitas no estaba en la cocina. Ahí sí empecé a buscar por toda la casa como loco, y nada que aparecían. Mi cabeza dando mil vueltas: "¿Será que alguien se las dejé a mi novia? ¿Las escondí en otro lado?"

En medio de la búsqueda, vuelvo a la sala y mi mamá seguía riéndose, pero esa risa ya estaba como muy rara. Fue en ese momento que caí en cuenta y le pregunté: "Mami, ¿tú te comiste las gomitas que estaban en la cocina?" Ella, más tranquila que nunca, me mira y me dice: "Sí, mi amor, estaban buenísimas, ¿dónde las compraste?" Yo no sabía si reírme o preocuparme... ¡Mi mamá estaba high!

Lo primero que pensé fue que se iba a sentir mal o algo, porque nunca había probado nada parecido. Me quedé mirándola esperando alguna reacción rara, pero nada... ¡mi mamá estaba mejor que nunca! Súper relajada, con una sonrisa de oreja a oreja, y me decía lo bien que se sentía. Yo no sabía si decirle de una o esperar, pero al final le conté: "Mami, esas gomitas no son las que uno compra en cualquier parte, son... especiales. Son de cannabis." La cara que puso fue épica. Al principio quedó en shock, como que no lo podía creer, pero luego se largó a reír: "¿Cómo así que eran de cannabis? ¡Ay, Dios!"

Lo más gracioso es que en vez de asustarse o enojarse, me empezó a contar que, de hecho, había estado súper bien todo el día, que hasta hacer aseo le había parecido divertido. ¡Yo no podía con la risa! Nunca había visto a mi mamá tan estallada. Pero lo mejor vino después. Me contó, con toda la calma del mundo, cómo había pasado la tarde. Dijo que se puso a escuchar música y que, según ella, las canciones sonaban mejor que nunca. ¡Hasta se puso a bailar sola en la sala, y eso que mi mamá no baila! "Mijo, la música como que se escucha mejor, que cosa tan chévere".

Al final, lo único que me pidió fue que, para la próxima, guardara mejor esas cosas, que si mi papá se las hubiera comido, hubiera sido otro cuento.