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    ¿Cómo se siente un viaje sensorial y como tenerlo?

    • person Emmanuel D
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    ¿Cómo se siente un viaje sensorial y como tenerlo?
    • No te hagas de rogar, sólo una. Te juro que no te arrepientes.

    Me dice Carla, mi mejor amiga, mientras se ríe y me extiende una gomita con Delta 8, según leo en el empaque.

    Ya había probado comer marihuana y podría reducir todo en un adjetivo: horrible. 

     “Empiezan con la marihuana y luego terminan en la calle” vociferaban mis papás mientras bajaban sus 4 ansiolíticos diarios con jugo de naranja para ser adultos funcionales.

    Si el camino de la sobriedad me llevaría ahí, qué más daba intentar por otro lado. 

    Había comprado unos chocolates que vendía una amiga de la univerisidad. 

    Recuerdo estar sola en mi casa, un día que mis papás tardarían un poco más en alguna aburrida fiesta de la que llevaban quejándose una semana. 

    Miré el chocolate, con sus pequeñas manchas verdes, recuerdo darle un mordisco, descubrir su sabor a pasto recién cortado, esperar a ver luces y colores como decían las películas y darme cuenta que nada había pasado.

    Mordí de nuevo… nada. 

    Ya me sentía timada, pensando que la gente exageraba sobre lo que se sentía, cuando descubrí que llevaba media hora viendo la misma lámpara. Tal vez fuese menos, pero el tiempo parecía haberse extendido fuera de mi percepción.

    Luego sólo vino mucho mareo, mi corazón a mil, un buscar incesante por algo rico en la nevera, pensar que mis papás se darían cuenta que había algo raro en mí y una resaca que me duró todo el día siguiente. 

    Y después de ese recuerdo borroso, ahí estaba, viendo un pequeño rectángulo de  lindos colores de la goma que mi amiga me extendía.

    • Bueno, que más da. Si me muero es tu culpa.
    • Te pago el velorio y ya está.

    Mastiqué, el interior se sentía jugoso. La textura era suavecita. Sabía un poco ácida. Su sabor era medio adictivo (aunque eso pasa con todas las gomas).

    • Dame otra-  dije mientras miraba la televisión y escuchaba las falsas risas de la comedia favorita de Carla. 
    • Hey calma, debes esperar una hora, no querrás tener otro mal viaje. 

    No sé cuánto había pasado, pero mis ojos comenzaron a estar pesados. Me descubrí riéndome de chistes que no me parecían tan graciosos. 

    Estoy rara, pensé, pero las palabras no salieron de mi boca.

    Vi mis manos y comencé a notar patrones extraños entre las lineas de mi palma. 

    Nunca me había dado cuenta lo lindas que eran mis manos.

    Le pregunté algo a Carla, ella respondió algo que medio entendí, comencé a reírme, sin razón, sin lógica.

    Ella hizo coro de mi risa. Media hora más de no saber qué era tan gracioso. 

    Me paré como pude del sillón en el que me había fundido, después que tuvimos una pequeña pausa entre carcajadas y fui a la cocina. 

    Vi que había sobrado un poco de torta de cumpleaños. No soy fanática del dulce, pero aún recuerdo la textura de esa torta, la capacidad de percibir los sabores en diferentes espacios de mi lengua, saber dónde estaba la parte más dulce, aquella que parecía más amarga, identificar el tono del chocolate al final de la boca. 

    Comer nunca había sido una actividad tan interesante. 

    Ya sé que quién haya probado la marihuana alguna vez, entenderá lo que le digo. 

    Atreverse a consumirla por ingesta puede ser un muy buen o un pésimo viaje, yo que ya he vivido ambos, puedo decir que las gomitas han revolucionado mi manera de sentir y percibir.

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